Presupuestos de los ayuntamientos: elaboración y control

Los presupuestos municipales son el instrumento más importante de gestión económica local. Determinan en qué se gastan los recursos públicos, cómo se financian los servicios y qué proyectos recibirán prioridad.

Comprender su elaboración no solo interesa a los concejales o interventores, sino también a los ciudadanos, que tienen derecho a saber cómo se invierte su dinero.

En este artículo explicamos paso a paso cómo se elaboran, aprueban y controlan los presupuestos de los ayuntamientos en España.

La regulación básica se encuentra en:

• La Ley Reguladora de las Haciendas Locales (Real Decreto Legislativo 2/2004).
• El Texto Refundido de la Ley de Contratos del Sector Público (para la ejecución de gastos).
• La Ley General Presupuestaria (en lo aplicable).
• Y la normativa autonómica que complementa el proceso.

El presupuesto municipal debe equilibrar ingresos y gastos y responder a los principios de estabilidad, transparencia y sostenibilidad financiera.

Todo presupuesto de un ayuntamiento contiene dos grandes bloques:

• Presupuesto de ingresos: incluye impuestos (IBI, IAE, IVTM), tasas, transferencias y subvenciones.
• Presupuesto de gastos: recoge el gasto corriente, inversiones, personal y servicios públicos.

Ambos deben cuadrar y justificarse en una memoria económica y contable elaborada por la Intervención municipal.

1. Elaboración: el alcalde o concejal de Hacienda formula el anteproyecto con las propuestas de cada área.
2. Aprobación inicial: la Junta de Gobierno lo aprueba y se remite al Pleno.
3. Exposición pública: se abre un periodo de alegaciones ciudadanas (15 días hábiles).
4. Aprobación definitiva: el Pleno adopta el acuerdo y el presupuesto entra en vigor tras su publicación en el Boletín Oficial de la Provincia.

Todo el proceso debe completarse antes del 31 de diciembre del ejercicio anterior.

Los ayuntamientos deben cumplir las reglas de estabilidad presupuestaria fijadas por la Ley Orgánica 2/2012.

Esto significa que no pueden aprobar presupuestos con déficit y deben mantener equilibrio entre ingresos y gastos.

Además, están obligados a aplicar principios de contabilidad pública, con clasificación económica, funcional y orgánica del gasto.

Cada vez más ayuntamientos introducen mecanismos de presupuestos participativos, donde los vecinos pueden decidir sobre proyectos concretos.

Estas iniciativas fomentan la transparencia, fortalecen la democracia local y mejoran la eficiencia del gasto.

Sin embargo, exigen sistemas digitales, metodologías claras y compromiso político.

Una vez aprobado, el presupuesto se ejecuta conforme a las órdenes de gasto. La Intervención municipal controla la legalidad de los pagos y la Tesorería gestiona la liquidez.

El Tribunal de Cuentas y las Cámaras de Cuentas autonómicas fiscalizan posteriormente los resultados, detectando desviaciones o irregularidades.

Durante el ejercicio, el ayuntamiento puede modificar el presupuesto mediante:

• Créditos extraordinarios o suplementos.
• Transferencias entre partidas.
• Generaciones o incorporaciones de crédito.

Toda modificación debe aprobarse por el Pleno o por la Junta de Gobierno según su cuantía.

El presupuesto de un ayuntamiento no es un documento contable, sino una expresión de política pública.

Su buena elaboración y ejecución garantizan que los recursos municipales se destinen a lo que verdaderamente importa: los servicios que mejoran la vida de los vecinos.